El sociólogo Británico, Anthony Giddens recopila en cinco capítulos una serie de argumentos y definiciones que amalgamados bajo el título «Un mundo desbocado» reafirman y confirman diversos aspectos de la globalización.
Los efectos de la globalización en nuestra vida se han manifestado desde todos los ángulos un paquete de cambios en el que la ciencia y la tecnología también se han globalizado. Nuestros modos de vida se van reestructurando y de manera muy profunda pero estás modificaciones pueden ser altamente desiguales en consecuencias y es por eso que la globalización influye en la vida diaria tanto o más como los acontecimientos que suceden a nivel mundial.
Giddens reflexiona concretamente sobre los riesgos que el mundo corre, donde la idea misma del concepto supone una sociedad que trata activamente de romper con su pasado, una característica fundamental, en efecto, de la civilización industrial moderna.
El riesgo es la dinámica movilizadora de una sociedad volcada en el cambio que quiere determinar su propio futuro en lugar de dejarlo a la religión, la tradición o los caprichos de la naturaleza.
Después de todo, una raíz de la palabra riesgo en el original portugués significa atreverse.
Al igual que el concepto de riesgo, en la época medieval no había una noción de lo que llamamos hoy por tradición. No había necesidad para tal palabra, precisamente porque tradición y costumbre estaban en todas partes. Entonces se dice que la idea de tradición, es en sí misma una creación de la modernidad.
La globalización es la razón del resurgimiento de identidades culturales en todo el mundo, es un mito pensar que las tradiciones son impermeables al cambio: se desarrollan en un tiempo, pero también pueden ser repentinamente alteradas o transformadas. La característica que define a la tradición son el ritual y la repetición; Las tradiciones son siempre propiedades de grupos, comunidades o colectividades y si se vacían de contenido dejan de ser tradiciones para convertirse en folclorismo
Las tradiciones diría que son inventadas y reinventadas. Cuanto más capaces seamos de comprender racionalmente el mundo y a nosotros mismos, mejor podremos manejar la historia para nuestros propósitos. Debemos librarnos de los hábitos y prejuicios del pasado para controlar el futuro.